Por Alejandro Milocco
Las elecciones en los Estados Unidos dejan en evidencia las distintas varas con las que los medios de comunicación tratan las informaciones políticas.
Si se pensara que lo que acontece en este momento en el primerísimo mundo hubiera sucedido en las pasadas elecciones de Bolivia, estaríamos aún hablando de escándalo y de cómo esa sociedad no está preparada para llevar adelante un proceso democrático. No pensemos cómo tratarán los medios de comunicación masivos las próximas elecciones del 6 de diciembre en Venezuela.
Siendo ya la madrugada de Washington del miércoles, son escasos o nulos los minutos que los canales de noticias le dedican a las elecciones norteamericanas. Para hacer un corte informativo, podemos decir que en este momento las elecciones la está ganando el opositor Joe Biden. En 19 estados va al frente el demócrata, obteniendo hasta este momento, en el escrutinio provisorio, 238 votos electorales. En el resto de los estados con escrutinio resuelto a favor del actual presidente Donald Trump, 23 hasta este momento, el republicano se alza con 213 votos electorales.
Varias horas después del cierre de la elección, que por las situaciones generadas por la pandemia del covid-19 viene recogiendo votos desde hace días y a través de distintas maneras, se continúa anunciando que el resultado definitivo podría llevar días de espera, y si tomamos ciertas versiones, podría demorar un poco más.
Es que el presidente nortemericano anunció en la madrugada que las elecciones estaban siendo robadas por el Partido Demócrata, y desde la red social Twitter manifestó la férrea oposición que presentará para que eso no pueda llevarse adelante. Es más, afirmó que irá a la Corte Suprema para que lo declare ganador de la contienda electoral.
El mensaje del republicano generó tanta sorpresa y perturbación que hasta la misma red social decidió objetar el mensaje con una previsualización que menciona “Alguna parte o todo el contenido compartido en este Tweet ha sido objetado y puede ser engañoso respecto de cómo participar en una elección u otro proceso cívico”. Luego de aceptar ver el mensaje original, el mismo reza: “Estamos arriba a lo GRANDE, pero están tratando de ROBAR las elecciones. Nunca les dejaremos hacerlo. ¡No se pueden emitir votos después de que las urnas estén cerradas!”. Las letras en mayúsculas son propias de la exclamación del mismísimo presidente Donald Trump.
El megamillonario también afirmó que “estábamos listos para una gran celebración, estábamos ganando en todos lados y de repente se frenó todo. Los resultados eran fenomenales”. A continuación el mandatario aseguró que “francamente ganamos esta elección. Esto es un gran fraude para los estadounidenses”.
Por su parte, el candidato opositor con posiblidad de arrebatarle el mando a Trump, señaló que “No es mi lugar o el de Donald Trump declarar quien ganó las elecciones, sino el del pueblo estadounidense. Pero soy optimista sobre el resultado”.
El candidato demócrata también opinó sobre la jornada electoral: “Sabíamos por la cantidad sin precedentes de votos anticipados por correo que tomaría un tiempo. Tendremos que ser pacientes. Nos sentimos bien en donde estamos. Vine esta noche a decirles que creemos que estamos en camino a ganar la elección”. Biden cree que los estados que aún no contabilizaron los votos son propensos a darle la victoria definitiva, aunque para llegar a esa decisión el Colegio Electoral se tome un tiempo no tolerable para cualquier otro estado o nación del mundo.
Doce horas más, dos días, el fin de semana o simplemente no saber con precisión quién ganó la elección.
Mientras tanto, las movilizaciones en los Estados Unidos fueron acompañadas por una milicia civil (aunque contiene mucho de militar, porque una parte de ellos se mostraban orgullosamente veteranos del ejército norteamericano) que marchaban armados por las calles demostrando que la presencia del “white power” continúa siendo muy fuerte en esa cultura. Por el otro lado, una militancia demócrata que no habla tanto a favor de Joe Biden, sino busca evitar la continuidad de Donald Trump.
Pero fueron más de 135 millones de norteamericanos que se expresaron por uno u otro candidato, aunque para decirlo correctamente sería uno u otros candidatos, ya que el resto de los candidatos por fuera del histórico e inamovible binomio republicano/demócrata obtuvieron en total cerca de 2.200.000 de papeletas electorales. De ese resto, quien claramente se diferenció de los demás fue la candidata por el Partido Libertario, Jo Jorgensen, que obtiene el tercer lugar en el escenario con un total de 1.5 millones de votos.
Repitiendo esa terna, en la pequeña pero famosa isla de Hawai los lugares se repitieron y el candidato demócrata obtuvo el 64.3 por ciento de los votos, Donald Trump sacó el 33.8 por ciento, y la empresaria liberal sacó el 0.9, con 5.000 votos obtenidos. La pequeña porción de tierra en medio del océano Pacífico, que se encuentra a 7.600 km de Washington, cuenta con 4 votos electorales, que en esta elección irán destinados a Joe Biden.
Quienes se expresaron electoralmente, pero no tuvieron la posibilidad de manifestarse en las urnas para elegir el máximo representante fueron los habitantes de la isla de Puerto Rico. La isla es parte de la soberanía de los Estados Unidos ya que tiene el estatus de “país asociado”, pero no son considerados como un estado más del país norteamericano. Para los yanquis, los puertorriqueños habitan en parte de sus territorios no incorporados. Así como Islas Marianas del Norte, en el Océano Pacífico y a 2 mil kilómetros de Filipinas, Puerto Rico cuenta con autogobierno, pero sus habitantes no pueden designar representantes en el Gobierno Federal. Este martes llevaron adelante una elección en la que se votaba afirmativa o negativamente sobre el pedido de anexarse como estado asociado con pleno derecho. Es la sexta consulta silenciada a los puertorriqueños.
“Estados Unidos apoya países que defienden la democracia y la libertad”, dice el ex canciller argentino de la gestión Mauricio Macri, Jorge Faurie, tratando de reconstruir la mirada perdida sobre la situación en el país más poderoso del mundo. Raras democracias y ajustadas libertades.
Dudas, trampas, denuncias, armas, fraude, proscripciones, territorios ocupados. Las elecciones en los Estados Unidos ya no pueden presentarse como ejemplo para el mundo. Desde aquella cuestionada elección de 2016, la imagen modesta pero efectiva de la democracia norteamericana viene cayendo a pique. La foto de hoy es la de un mundo que la pospandemia tiene que empezar a cambiar si se quiere contar con un planeta más sano y habitable.
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