Autora: Andrea Ramos.
El populismo no es exclusivo de alguna región o país. En Estados Unidos, como país desarrollado, también se evidencian sus rasgos y, se podría decir que quien ha llevado su bandera en estos últimos tiempos ha sido el presidente Donald Trump.
En la novela Orwelliana existía un partido populista con cuatro ministerios que llevaban al "doble pensar", en los cuales sus nombres se dedicaban a hacer lo contrario a los mismos, como el ministerio de la verdad, la abundancia, el amor y el ministerio de la paz.
El Ministerio del Amor
En el Big Brother (1984), la tarea del Ministerio del Amor
es reafirmar los sentimientos de lealtad y amor de los ciudadanos al partido.
Nada de amor hubo en aquella declaración de Trump en febrero de 2016, luego de
su victoria en Nevada, “adoro a la gente con poca educación”. Será porque la
gente con poca educación es más propensa a la adoración y de las cuales el
republicano obtuvo más del 50 por ciento de aprobación.
Ministerio de la Verdad
Ya no son los medios convencionales. En la tarea por permanecer
en la Casa Blanca Donald Trump ha hecho del Ministerio de la Verdad, la
institución ficticia ideada por George Orwell, su Ministerio Twittero.
Twitter es una de la más influyente e impactante red social
y ha sido, en un principio, su mejor aliada para hacer la difusión en su
campaña electoral 2020 y por la cual se expresó el pasado 5 de noviembre para
que se detenga el conteo de las recientes elecciones presidenciales que
favorecía a su contrincante demócrata
El motivo por el cual usa las redes sociales es porque
afirma que los medios nacionales crean una imagen distorsionada de él para
perjudicar su candidatura. Lo polémico de estos medios, fue el corte de la
transmisión del discurso de Trump a pocos días de las elecciones.
Negado a la derrota, además de pedir el recuento de votos
en Wisconsin, Trump ha puesto en marcha su maquinaria legal para deslegitimizar
el conteo de votos, con lo cual sus abogados presentaron demandas en Michigan y
Pensilvania para detener el escrutinio. También se habría declarado ganador en
el estado de Pensilvania durante el proceso de conteo.
Parece que Orwell habría olvidado un “ministerio” muy
importante. Pero Trump lo crearía por amor a sí mismo.
Mientras el mandatario sigue afirmando que perdió las
elecciones presidenciales debido a que hubo fraude con votos ilegales e
ilegalidades en el conteo, sin aportar evidencia. El pasado lunes 9 de
noviembre, el jefe del Departamento de Justicia de Estados Unidos, William
Barr, autorizó a fiscales federales de todo el país a abrir investigaciones
sobre irregularidades en el voto y afirmó en su carta a los fiscales que esto
no es una indicación de que el Departamento de Justicia tenga ya evidencia de
casos genuinos en la elección que mostraría al demócrata Joe Biden como
ganador. Pero si les otorga libertad a los fiscales, sin restricción alguna,
para iniciar las investigaciones del caso y en medio del agudo debate en
Estados Unidos que parece estar en stand by político.
Hasta que se demuestre lo contrario
Los ciudadanos de Estados Unidos han decidido
democráticamente que Joe Biden sea el nuevo presidente del país. Biden ha
logrado superar, tras un agónico escrutinio, los 270 electores necesarios. Su
elección promete poner fin a los controvertidos mandatos de las últimas épocas,
unir al pueblo estadounidense y cooperar en el escenario internacional, donde
Estados Unidos mantiene su protagonismo como potencia mundial.
En medio de tanta grieta política, y harto del nacionalismo
rancio que excluye e impone su verdad, los ciudadanos reclaman la solidez y
equilibrios institucionales que necesitan los países democráticos.
El demócrata también tendría su Ministerio, el de la Paz
Un día después de llegar a la Casa Blanca, países como
Afganistán y Colombia han recordado al recién llegado, mantener los acuerdos de
paz.
Tendremos cuatro años por delante para saber si Biden podrá
sostener acuerdos de paz y cumplir con ellos.
Por lo pronto, Argentina tiene su historia con el
demócrata, luego de que se desatara la Guerra de Malvinas, Estados Unidos se
encontraba ante un conflicto entre dos países que, en principio, consideraba
aliados: el Reino Unido, con quien estaba aliado en la OTAN Organización del
Tratado del Atlántico Norte y Argentina, país de su mismo hemisferio y al que
militarmente lo unía el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, firmado
incluso antes de la creación de la OTAN.
Cuando Joe Biden era senador, reclamaba que su país no
fuera neutral en la Guerra de las Malvinas y que apoyara a los británicos en el
conflicto con Argentina, al que consideraba "el agresor".



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