Se encienden las luces de la gran kermesse americana, la jornada eleccionaria del próximo 3 de noviembre se aproxima. En los quioscos se disponen pretzels, hamburguesas, pop-corn y coca cola. Se van acomodando las sillas y butacas. Pase señor, pase señora… bienvenidos y prepárense para disfrutar de la función!
Dos atriles en el centro del escenario
Como ciudadanos de un país en donde las estadísticas de los últimos 10 años indican un promedio de entre 30 y 40 partidos nacionales, nos resulta ajena la política del Estado del norte en el que desde hace más de 160 años son sólo dos las fuerzas que se disputan el gobierno. En Argentina, 6 fueron los candidatos que aspiraron al cargo de presidente en las últimas elecciones de 2019 de 44 partidos registrados, una gran diferencia con respecto a la propuesta Trump-Biden.
Demócratas y Republicanos no son las únicas opciones que tienen los votantes, pero sí las más fuertes. En un sistema que privilegia el bipartidismo, son sustancialmente desiguales las posibilidades de quienes elijan una tercera vía.
Tal es así que literalmente sobran los dedos de una mano para enumerar las excepciones, y una vez identificadas, rápidamente terminan engullidas por alguna de las dos propuestas imperantes. De los 100 senadores que conforman el Congreso de los Estados Unidos, sólo dos son independientes: Angus King y Bernie Sanders. Y pese a pertenecer al Partido Progresista, Sanders fue candidato a presidente en las internas del Partido Demócrata. Otro ejemplo se da en la Cámara de Representantes con Justin Amash como única figura del Partido Libertario de entre 435 miembros, aunque la alternatividad se esfuma rápidamente ya que accedió al cargo tras ser elegido originalmente como representante republicano.
En el país de las oportunidades parecen ser varios los actores que abren el espectáculo pero sólo son dos los protagonizan el show final.
Zoología de partidos
Iconográficamente los partidos se representan con la figura de un elefante para los republicanos y un burro para los demócratas. Ambas nacieron de una burla de los contrincantes, una caricatura de que supieron resignificar para convertirlos en símbolos de los partidos.
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Símbolos de los partidos Republicano y Demócrata |
La historia del Partido Demócrata se remonta al año 1828 mientras que la del Partido Republicano da inicio en 1854. Si bien al interior de cada línea hay más o menos matices según los estados o los candidatos, en grandes rasgos se pueden definir a los primeros con una perspectiva progresista y liberal, cuyas propuestas tienden al cuidado del bienestar social y con una intervención más activa del estado; bregan por la igualdad, la responsabilidad social y comunitaria. Están a favor de la separación entre iglesia y estado, y de reducir el gasto en la industria militar.
Su candidato para estas elecciones es Joe Biden, quien fuera vicepresidente de Barack Obama de 2009 a 2017. Un político de carrera cuyas promesas de campaña para estas elecciones 2020 incluyen mayores derechos para las comunidades afroamericanas, el colectivo LGBTIQ, medidas para combatir el cambio climático, políticas de inclusión y reconocimiento de los derechos de los inmigrantes.
Por su parte, el partido Republicano está asociado al conservadurismo, a la filosofía de derecha y los derechos individuales, el libre comercio y la escasa intervención del estado. Están en contra de la regulación gubernamental y del aumento de impuestos. Están asociados a una idea tradicional y religiosa de los valores familiares. Su candidato es Donald Trump, quien lucha por la renovación de su actual cargo de Presidente. Trump es un empresario, multimillonario y figura mediática que nunca cumplió cargos públicos anteriormente; del mundo de los negocios directamente se lanzó a la presidencia como candidato del partido Republicano, ganando la presidencia en 2016. Un personaje muy carismático y controversial con políticas muy claras y consistentes dentro de las cuales se pueden mencionar la lucha contra los inmigrantes, la eliminación de las regulaciones federales en materia de impuestos, su oposición al aborto; el menosprecio de las recomendaciones de profesionales de la salud en este contexto de pandemia, la minimización de los peligros del Covid-19 y la promesa de la vacuna a fines de año, su inversión en materia de defensa nacional. Su vehemencia lo convierte en un candidato sin grises, con el apoyo incondicional de las ramas más duras del Republicanismo y los pensamientos más extremos. Biden, por su parte, tiene como punto débil su templanza y escaso carisma, pero a la vez, es justamente esto lo que le otorgará muchos votos por simplemente no ser Donald Trump.
Los míos, los tuyos y los nuestros
En la carrera por definir el candidato/a que enfrentaría al actual presidente, dentro del Partido Demócrata se nuclearon las aspiraciones de varios candidatos del Socialismo Demócrata y de la Izquierda Progresista, cuyos puntos de campaña eran versiones más extremas de las conquistas que pretende impulsar Biden. Así y tras una gran contienda, la fórmula terminó liderada por el experimentado Biden, su mesura y experiencia, acompañado por Kamala Harris, una figura que aporta carácter y diversidad a la fórmula.
Pero donde se produjo una mayor controversia es dentro del Partido Republicano. Muchos manifiestan que muy a su pesar y por primera vez en sus vidas darán su voto al partido enemigo. Entre las desilusiones que enumeran se encuentran el manejo de la crisis producida por la pandemia mundial de Covid, la crisis económica, y los verborrágicos ataques digitales y mediáticos que lanza el presidente contra todos; además de sus mentiras - que hasta julio 2020 había hecho más de 20 mil declaraciones falsas o engañosas desde que es presidente, según un reporte del Washington Post. A tal punto es el abandono de cierta facción del partido conservador que hay movimientos denominados “Republicans against Trump” y “Operación Grant” en referencia a un general que aunó al país tras la Guerra Civil Estadounidense.
En un contexto de incertidumbre global, las elecciones del país más poderoso del mundo están próximas a definirse.
Todo está por suceder y nada está asegurado.
Quedan pocas semanas para el día de los comicios, y aun así quizás tampoco tengamos una definición.
Pónganse cómodos, que quizás tengamos una segunda función.
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